miércoles, 22 de septiembre de 2010

Confusión colosal

No suelo ponerme del lado de los funcionarios porque generalmente es más entretenido cuestionarlos, pero en esta ocasión he decidido darle la razón al cada vez más publicitado titular de la SEP, quien hoy declaró que es inútil discutir sobre la identidad del Coloso, la escultura que se erigió el 15 de septiembre en el Zócalo y que ha despertado la creatividad mexicana. Aunque su creador lo había descrito como un héroe anónimo, la ociosidad y ocurrencia de algunos ha resultado en que a la obra se le encuentre parecido con personajes que van desde Benjamín Argumedo, lo cual aparentemente sería terrible porque fue un revolucionario traidor (¿acaso hubo de otro tipo?) hasta el Canaca, inmortal por haberse identificado como "el hijo del papá" luego de una noche de copas. Y de ahí siguen Colosio, Zapata, Jesús Malverde, santo de los narcos, y ya en el terreno de la ficción, Jeremías Springfield, fundador del pueblo en donde habitan Los Simpson. A mí me parece muy divertido el ejercicio de comparación pero en definitiva creo que de útil no tiene nada; la última identidad que necesitamos definir actualmente en este País es la de una estatua fugaz.

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