martes, 17 de agosto de 2010

Comida prohibida

No sé por qué algunas 'autoridades' piensan que publicar una ley provoca un cambio mágico en la sociedad que la hace apta para ella. Dudo mucho que decisiones como la de eliminar el 91% de las frituras y 51% de los pastelitos de las tiendas escolares provoquen un cambio significativo en los hábitos alimenticios de los niños y por lo tanto, en su salud. Si yo estuviera en primaria y retiraran de mis recreos el placer de unos cazares con miguelito, seguramente estaría un poquito menos motivada para ir a la escuela. Digo, ya es bastante con hacerlos entrar a las 7 am, ¿no? Además, me pregunto si, como ocurre en todos los demás espacios con la mercancía prohibida, se irá a desarrollar un mercado negro de golosinas dentro de las escuelas. Me imagino perfecto al pequeño 'maleante', ofreciendo papitas por debajo de la banca a sus antojadizos y aburridos compañeros. Tal vez luego se les ocurra agregar un apartado en su ley-anti-papitas para sancionar su venta ilegal. Todo esto sin mencionar que, seguramente, en la mayoría de los casos, al llegar a casa los estudiantes encontrarán todo lo que les fue negado desde el escritorio de Córdova y Lujambio.

1 comentario:

  1. Exaaaaactamente, esas decisiones se me hacen absurdas e ilógicas.
    Obvio todo lo que no pudieron comer en el recreo lo van a adquirir en el transcurso a casa o en la tiendita de la esquina.

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