No sé cuántas veces leí en twitter esta noche que la
detención de Elba Esther Gordillo no es más que una medida con intereses políticos
o una forma desesperada de Peña Nieto para legitimar su poder. Aunque no puedo
asegurarlo, intuyo que el único camino a la presidencia es la política y que
una vez ahí, seguramente una de las metas principales es ejercer el poder a
través de acciones que legitimen la autoridad. Entonces, no solo la detención
de la 'Maestra', sino cada decisión que se toma en esa silla persigue
determinados fines políticos. Seguramente detrás del sorpresivo golpe a la muy
odiada Elba Esther hay varios tratos e intenciones impronunciables, siempre los
hay. Pero da gusto que al menos alguna vez caiga alguien que lo merezca, sean
cuales sean los motivos ocultos. Sería
ingenuo pensar que su detención equivale al fortalecimiento del sistema de
justicia o al banderazo de una auténtica estrategia contra la corrupción. Es
obvio también que la medida no persigue el bienestar de los trabajadores del
SNTE, cuyas finanzas han sido mermadas desde hace décadas y a la vista de todos
por la fanática de Louis Vuitton. Pero que es una medida acertada en términos
de 'rating' para Peña Nieto, nadie lo puede negar: acaba con la villana del
cuento, gana aplausos por 'tener pantalones' y envía un mensaje clarito sobre
quién manda. Mientras tanto, Calderón se hace cada vez más pequeño, igual que
las esperanzas de su partido por regresar a Los Pinos el siguiente sexenio. Porque
para legitimar el poder hacen falta mucho más que ocurrencias -léase: voy a
derrotar al narco yo solito-. Hay que hacer algunos cálculos antes.
Apunte extra: Ojalá cuiden que Elba Esther sea enjuicida con
todas las de la ley, no vaya a resultar después que su abogado tomó lecciones sobre
debido proceso con el de Cassez…
No hay comentarios:
Publicar un comentario