viernes, 26 de agosto de 2011

Vivir de luto

Desde que era muy chica, recuerdo a mi papá decir, desesperado, que el problema de los mexicanos es que no se respetan a sí mismos. Es fácil -y justificado- criticar la ineptitud de los gobernantes en su obligación de garantizar seguridad a la población o la ridiculez que supone creer que por condenar y lamentar en twitter el ataque que cobró la vida de más de 50 inocentes en un casino de Monterrey, los ciudadanos sentiremos empatía con ellos. ¡Por favor! No necesitamos que Poiré nos lo describa como un acto de barbarie ni que Calderón declare, un día después, tres días de luto nacional...si en él estamos desde hace años. La retórica -también la virtual que los hace sentirse modernos- está bien para los intelectuales, columnistas o la sobremesa, pero de ellos habría que exigir mucho más. El verdadero problema es que para hacerlo articuladamente se necesita una sociedad que se respete. Porque de poco sirve el asombro, el hartazgo o la condena a hechos tan desgarradoramente violentos si al otro día, el rojo del semáforo sigue sin significar alto para todos, si el pago que nos hace -afortunadamente- asalariados se transforma en actos de negligencia laboral cotidianos o si cada ley sigue siendo una oportunidad para la creativa costumbre nacional de 'darle la vuelta' y sacar ventaja.

2 comentarios:

  1. ¿por qué será que los mexicanos no creemos ser merecedores de respeto? ¿por qué permitimos que nos subestimen las autoridades, los medios y nuestros representantes en el gobierno? ¿cuando despertaremos del letargo? Volveré a leer "El laberinto de la soledad" de Paz para ver si encuentro alguna pista.

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  2. Muerto el respeto a uno mismo no habría nada que hacer. Creo que hay una inconformidad general pero todos somos parte de las causas sin ser los responsables directos: en prime lugar quiene sviolan la ley en segundo quienes no la hacen respetar. Vamos a ver si el luto es, otra vez, administración de la crisis o parteaguas...

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