domingo, 24 de julio de 2011

Tristhet

La noticia de los atentados en Noruega me ha impactado como pocas recientemente. No sé si es porque su capital dejó un recuerdo entrañable en mi memoria o porque creí, como tantos y como ellos mismos, que por ser los primeros del primer mundo, un país símbolo de la paz y la igualdad, serían inmunes a esas atrocidades. Hay dos cosas que llaman -y perturban- mi atención de manera particular. Primero, que Breivik haya podido disparar durante más de una hora a los jóvenes reunidos en una isla cercana a Oslo porque la policía no encontraba barcos para transportarse al lugar y sus helicópteros no sirven para someter a un enemigo, sólo para vigilar. Qué letal resultó su confianza ciega en la permanente estabilidad. La segunda es que en las notas he leído una variedad de citas -que no sé qué tan aisladas sean en la opinión colectiva de ese país- como "si odiaba a los musulmanes, ¿por qué mató a noruegos blancos en lugar de a jóvenes musulmanes o negros?" o "habría sido peor si el ataque lo hubieran hecho los islamistas", porque demuestran una absoluta ceguera...o negación, ambas nocivas. Escribí este post un poco triste porque me gustaba la ilusión del país 'perfecto'. Ojalá la frase que refleje el sentimiento noruego generalizado sea esta que le dijo la señora Evy Andersen al NYT: "Hemos estado en una posición tan favorable que nos hemos olvidado de los problemas más graves del mundo. Estamos un poco consentidos", porque abre espacio a la reflexión.

2 comentarios:

  1. Efectivamente, la conformidad y la inercia pueden ser extremadamente peligrosas. Ni modo para quien no le agrade la actitud estadounidense, que no los hace invulnerables tampoco; hoy 26 de julio precisamente cuando se estableció la estructura del sistema de seguridad nacional estadounidense y en Estados Unidos pueden encontrarse todas las oportunidades y todos los peligrosos y ya nada parece sorpendente y Noruega tiene, como otros países europeos problemas para determinar qué hacer con su seguridad interior y sistemas de seguridad social ante lo que algunos, como el quien sabe si demente asesino, consideran amenazado por los extranjero spobres de todo el sur.

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  2. Nostálgico y delicado título en brutal contraste con al estupidez del sistema de seguridad Noruego y la tragedia de decenas de familias y de la sensación escandinava y desvanecidda de seguridad.

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