miércoles, 12 de noviembre de 2014

Ahí pa'la otra

Las últimas semanas, la realidad nos ha golpeado con toda su fuerza. No es que no supiéramos de la corrupción, la violencia, la insatisfacción social y demás males que nos aquejan, pero revisar los titulares noticiosos de estos días es encontrarse con historias que rozan lo inverosímil por el grado de horror, ineficiencia o hartazgo -#YaMeCansé- que revelan de nuestra cotidianeidad. Ante lo que nos sacude, la reacción es una elección personal. Hablar, marchar, tapizar el muro de facebook de reclamos y exigencias al Gobierno, todo es válido. Todo excepto el oportunismo de algunos grupos, como el que quemó la puerta de Palacio Nacional. A algunos les parece poco ante la barbarie de quemar a 43 normalistas. Y claro que sí, que se quemen 43 mil puertas si con eso regresan los estudiantes a sus casas, pero la comparación no sólo no es válida, es también un contrasentido. Pedir justicia disculpando a quienes cruzan la línea de la ilegalidad sólo porque están del lado de "pueblo" es típico de la doble moral del País. Ahora leo que la PGJDF ya tiene ubicados a los anarcos responsables de dañar el inmueble histórico y hasta sabe dónde viven, pero como no hay denuncia, esperará a detenerlos en flagrancia en otra protesta. Así de absurdo. De verdad que ni al Deforma se le hubiera ocurrido esa nota.

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